miércoles, 27 de mayo de 2009

El plastiquito asesino

Isauro era un comerciante muy malhumorado. Acostumbraba irse los domingos a jugar futbol con sus amigos y después echarse unas caguamas hasta ponerse bien borracho. En un partido Isauro se fracturó el tobillo por lo que le enyesaron el pie y tuvo que utilizar muletas, lo que elevó su grado de malhumor.


















Un día Isauro tenía que ir cerca de su negocio y la empleada estaba ocupada por lo que Isauro decidió ir caminando, claro, con muletas, al fin y al cabo sólo tenía que cruzar la calle. Isauro estaba en la esquina ya para cruzar cuando llegó un travesti a ofrecerle su ayuda para cruzar la calle pero Isauro lo rechazó y hasta lo insultó. Ledijo que él podía solo y no necesitaba ayuda de nadie.


















Isauro estaba listo para cruzar la calle y bajó una muleta primero.


















Pero al bajar la otra muleta el plástiquito de la muleta como que se atoró con la orilla de la banqueta.
















Isauro resbaló y salió volando junto con las muletas.













Al caer Isauro, su nuca se golpeó en el borde de la banqueta.



















Tras ese fuerte golpe Isauro perdió la vida.
FIN

miércoles, 20 de mayo de 2009

La prisa asesina

Pedra era una señora cuarentona y solterona que trabajaba en una mercería en el centro. Ella vivía con su mamá pero así cuarentona y fea Pedra tenía un galancillo con el que se veía a escondidas porque a su mamá no le caía bien. Pedra siempre saliendo de la chamba tomaba el camión para irse a un parquecito a encontrarse con su galancillo.

















Un día Pedra estaba en el camión cuando de repente le sonó el celular. Un mensaje le había llegado. Seguramente era de su galacillo. Ah por cierto, este sujeto se llamaba Mayelo y era taxista.



















Pedra empezó a leer el mensaje y sí, era de Mayelo. Le decía que se apurara porque le tenía una sopresa. Pedra se puso muy feliz, hasta colorada se puso la condenada.



















A Pedra se le alborotó la hormona y ya quería llegar para ver a su querido Mayelo. Ya faltaba poco para llegar pero Pedra no podía más y apretó el botón para pedirle la parada al camionero.



















El camión abrió la puerta trasera pero faltaban unos cuantos metros para llegar a la parada autorizada de camiones. Pedra estaba ya lista para bajarse.



















Pedra no aguantaba más y el camión todavía no se detenía por completo seguía andando pero a Pedra le valió y se bajó del camión así a la brava.


















Pedra brincó del camión pero ésta por andar con las prisas y distraída por andar pensando en su querruris no se dio cuenta de que había un poste de esos de la luz, de esos grandotes de concreto y pues que se estrella con éste.




















Pedra murió al instante porque exactamente estrelló su cara con el poste y se deshizo el cráneo.














Fin


miércoles, 13 de mayo de 2009

La teja asesina

Esmeraldo era un señor calvo con cabeza de huevo que trabajaba en una fábrica de productos químicos. Vivía solo con su pequeña hija Fabricia porque su esposa los dejó por irse a vivir con su jefa. Fabricia al ser la única hija de Esmeraldo estaba bien chiqueada. Esmeraldo le cumplía todos sus caprichos. Un día Fabricia estaba jugando a la pelota cuando de pronto se le fue al techo de la casa. Fabricia hizo un dramononón y rápidamente le exigió a su papá que le bajará la pelota.


















Esmeraldo no tardó en subirse a la azotea de la casa y luego brincarse una pequeña bardita para llegar a donde estaban las tejas en las cuales se había atorado la pelota.




















Don Esmeraldo ubicó la pelota y empezó a bajar cuidadosamente.


















Esmeraldo al ir bajando de repente pisó una teja que no estaba bien pegada al techo, el albañil que había puesto las tejas no pegó todas y dejó algunas sueltas, así nadamás sobrepuestas.




















Esmeraldo resbaló y empezó a caer por el techo.


















Esmeraldo al ir cayendo se trato de agarrar de algo pero no pudo y salió volando.


















Esmeraldo fue a dar directito hacia donde estaba la reja que rodeaba la casa. Algunos barrotes de la reja se le encajaron y lo atravesaron, dañándole y perforandole algunos órganos. Fabricia no sabía la magnitud del daño y siguió llorando, patalenado y haciendo un dengue porque su papá no le bajó la pelota. Después de unos minutos Esmeraldo no soportó más y murió.



Fin

martes, 5 de mayo de 2009

el helado asesino

Mirando era un joven que se creía mucho porque tenía dinero. Bueno, su familia era la del dinero pero le daban todo lo que el quisiera, ropa fina, carro del año, viajes, ect, aunque Mirando no sabía que era adoptado y por esto lo consentían mucho, su mamá le decía que era todo un galán pero la verdad Mirando estaba horrible.Un día Mirando invitó a cenar a una amiga a la que acosaba, ésta sólo le hacía caso por su dinero pero Mirando pues estaba bien emocionado con ella por lo que se arregló y en el camino compró unas flores. Era época de calor y Mirando se detuvo a comprar un rico helado de uva con chocolate. Mirando tenía gustos medios extraños.



















Mirando iba saboreando su rico helado pero como hacía mucho calor pues éste se derretía muy rápido.



















De pronto un poco de helado se escurrió y cayó en los pantlones de Mirando.


















Mirando empezó a sentir mojadito por allá abajo y creyó que se había hecho pipí.


















Mirando al ver lo que sentía mojadito era un poco de helado pues se puso como loco porque traía pantalón blanco y la mancha del helado de uva con chocolate se notaba mucho. Mirando trató de limpiar la mancha.




















Por estar tratando de limpiar la manchota de su pantalón soltó el volante por unos instantes y como en la otra mano traía el helado pues el carro se empezó a ir hacia un lado de la carretera.



















El carro de Mirando salió volando por un barranco.


















El carro cayó muchos metros, quedó deshecho, al igual que Mirando y por cierto, la mancha de helado nunca se quitó, al igual que las manchas de sangre.

















fin