Esmeraldo no tardó en subirse a la azotea de la casa y luego brincarse una pequeña bardita para llegar a donde estaban las tejas en las cuales se había atorado la pelota.
Don Esmeraldo ubicó la pelota y empezó a bajar cuidadosamente.
Esmeraldo al ir bajando de repente pisó una teja que no estaba bien pegada al techo, el albañil que había puesto las tejas no pegó todas y dejó algunas sueltas, así nadamás sobrepuestas.
Esmeraldo resbaló y empezó a caer por el techo.
Esmeraldo al ir cayendo se trato de agarrar de algo pero no pudo y salió volando.
Esmeraldo fue a dar directito hacia donde estaba la reja que rodeaba la casa. Algunos barrotes de la reja se le encajaron y lo atravesaron, dañándole y perforandole algunos órganos. Fabricia no sabía la magnitud del daño y siguió llorando, patalenado y haciendo un dengue porque su papá no le bajó la pelota. Después de unos minutos Esmeraldo no soportó más y murió.
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