miércoles, 24 de junio de 2009

El reflejo asesino

Marisso era un vendedor de cartuchos de impresora que se creía mucho, era bien presumido y según él estaba muy carita y todas las mujeres se morían por él. Sentía que un día iba a llegar un productor de cine a ofrecerle un papel en alguna película. Diario andaba bien arreglado. Llegaba a gastar toda su quincena en ropa o accesorios. Marisso no tenía carro así que diario al salir de la chamba tomaba el camión.
















Un día al estar esperando el camión vio a un ex-compañero de la secundaria que le
caía mal porque éste le hizo calzón chino durante tres años seguidos. Rápidamente quiso
presumirle su úlima adquisición, un reloj que le costó 2 quincenas y que según Marisso era
igual al que usaba un artista de Hollywood pero creo que no era original.















El chofer del camión se estaba haciendo del dos por lo que pensó en no detenerse
a levantar a Marisso y al otro cuate para llegar rápidamente al baño de la gasolinera
más cercana.



















Eran como las 6 de la tarde y todavía hacía mucho sol por lo que los rayos de sol estaban muy fuertes y estos se reflejaron en el reloj de Marisso.




















Era tan fuerte el reflejo de los rayos de sol en el reloj que le empezó a lastimar en los ojos al chofer del camión y como no traía sus lentes de sol pues se empezó a tapar con sus manos. Casi no podía ver nada.




















El chofer perdió el control del camión, se subió a la banqueta. El ex-compañero de Marisso se dio cuenta y se hizo a un lado. Marisso seguía con su pose de diva presumiendo su reloj así que ni se dio cuenta de lo que pasaba.




















El camión siguió de frente directo hacia donde estaba Marisso.




















El camión arrolló y mató a Marisso. Su cuerpo quedó tirado bajo la defensa del camión. El reloj de Marisso quedó deshecho...y sí, era pirata y también se descubrió que Marisso era calvo porque se le cayó el peluquín.























Fin

miércoles, 17 de junio de 2009

En analfabetismo asesino

Loreno era un señor soltero que vivía con su mamá. Él vivía con ella sólo para esperar a que se muriera y así ya quedarse con toda la herencia. Su familia siempre fue de dinero y a Loreno le valió un cacahuate todo por lo que nunca fue a la escuela, no sabía ni leer ni escribir, todo se lo hacían sus papás. No hizo nada de su vida más que derrochar el dinero de la familia con amigos y en fiestas. Loreno era muy desaseado y siempre traía los pantalones orinados. Un día como la servidumbre de la casa no fue a trabjar pues él tuvo que ir a comprar las tortillas.




















Al ir caminando rumbo a la tiendita Loreno se percató que dentro de un negocio había una lata de refresco tirada y volteó a verla.


















Al quedarse viendo a la lata se dio cuenta que junto a ésta había nada más y nada menos que algo que brillaba, sí, era una moneda como de oro, igual y era un centenario.



















Pero la moneda estaba dentro de un negocio que estaba protegido por unos cables.
Tenía un anuncio de alto voltaje.



















Loreno empezó a enfocar su mirada en el anuncio, una vez como que quiso aprender a leer entonces alcanzaba a identificar una que otra letra. Loreno se le quedó vieno fijamente al
anuncio por un rato.














Después de un rato de hacerse güey tratando de leer vio que nunca iba a entender
que decía ese anuncio por lo que le valió sorbete y decidió hacer a un ladito los cables
y pasar por la moneda o centenario.



















Loreno al agarrar los cables empezó a sentir que algo muy extraño en su cuerpo, cada
vez más fuerte, Loreno se estaba electrocutando.















Loreno no aguanto mucho y murió todo achicharrado y olía como a carnitas.


FIN

miércoles, 10 de junio de 2009

El grasoso y delicioso panquesito asesino

Carolino era un gordito muy alegre, jocosito y un poco rarito. Trabajaba de cajero en la sección de farmacias de una tienda departamental.



















Por las mañanas solo desayunaba algo ligero en su casa porque después en el trabajo se atascaba ya con un platillo más fuerte como chilaquiles, tortas o algo grasoso. Ese día sólo iba a desayunar un delicioso y grasoso panquesito que había comprado un día antes con el panadero de las manos sucias que pasaba por la tardes vendiendo pan.


















Al ver semejante grasoso y delicioso panquesito Carolino decidió sólo darle una mordidita ya que mejor guardaría lo demás para cuando llegara del trabajo y así comérselo viendo la novela o los programas de chismes que tanto le gustaba ver.


















Total que Carolino sólo comió un poquito del panquecito y de pronto al estar masticando ese pedacito de delicioso y grasiento panquecito la cara de Carolino cambió, su mirada se quedó fija.



















Carolino se llevó rápidamente sus gordas y enormes manos con sus dedos parecidos a salchichas alemanas a su cuello, bueno la verdad Carolino de tan gordo que estaba no tenía cuello pero le hacía la lucha.




















Ese pedacito insignificante del delicioso y grasiento panquecito se le atoró en la garganta a Carolino. Después de intentar escupir el pedacito de delicioso y grasiento panquecito Carolino no pudo más y se ahogó.


Fin

miércoles, 3 de junio de 2009

La nalgada asesina

Crsitino y Rebeco eran dos amigos universitarios adinerados que se la pasaban echando desmadre y no les importaba nada porque sabían que su futuro estaba asegurado porque sus familias se pudrían en dinero. Iban a la escuela nadamás a socializar.


















Un día terminando clases Cristino y Rebeco iban a comprar unas chelas para ver el futbol. Iban echando el cotorreo muy agusto en el carro, le gritaban cosas vulgares a las chavas que iban caminando por la calle.



















De pronto vieron que iba caminando una chava, era estudiante de la misma universidad donde ambos iban. Ésta chava estaba muuuuy guapa y tenía un gran y bien formado y antojable trasero, de esos que acaparan la vista de todo mundo. Ésta chava estaba parada en la calle como esperando a alguien.


















Cristino y Rebeco se quedaron atónitos al ver ese trasero. Era el mejor que habían visto en sus vidas. A los dos se les hizo agua la boca.



















Rebeco le dijo a Cristino que se acercara a la banqueta, que no iba a dejar escapar ese trasero, tenía que tocarlo. Cristino aceleró y poco a poco se fue acercando a la chava. Rebeco sacó medio cuerpo del carro y extendío su brazo listo para nalguear ese trasero.


















El carro iba muy rápido y Rebeco logró su cometido, le dio una gran nalgada a la chava del bien formado y antojable trasero. Pero ni Cristino ni Rebeco se dieron cuenta de que en la banqueta había un cable de esos gruesos que van del poste hacia la banqueta.


















Con la velocidad con la que iba el carro y el impacto con el cable, éste funcionó como una guillotina, cortándole la cabeza a Rebeco. Su cabeza salió volando y la chava al sentir la nalgada volteó y nadamás vio una cabeza ensangrentada en el suelo por lo que gritó como loca. Rebeco por supuesto que perdió la vida.


Fin